Cuando estaba perdido
me
miraste
y le devolviste
la emoción a mis días.
la emoción a mis días.
Desde ese encuentro
me
dejas
por el cuerpo
tequieros inesperados.
por el cuerpo
tequieros inesperados.
Te
sientas
a orillas del Rin
a contemplarlo,
dejas que el viento
dejas que el viento
juegue
con tu pelo
y luego me sonríes.
y luego me sonríes.
Te pierdes
en un sueño lejano.
Amo esos instantes
en que estás sin estar.
Me
devuelves
las
ganas de bailar
y
de correr por las calles
tomados
de la mano
como si yo no fuera
como si yo no fuera
un
triste abandonado.
Te
entregas a mí
sin
dejar de ser tú,
sin
pedir nada a cambio,
salvo
el instante en que somos,
en que nos vivimos
en que nos vivimos
y
que no volverá.
Al
amanecer
duermes entre sueños
mientras yo recuerdo
que un día perdí todo
que un día perdí todo
por amor,
pero
al final de mis días
allí
estás tú:
soñando mi vida.
soñando mi vida.
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